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¿Sabías que?

La élite de los aztecas, esto es, los gobernantes, sacerdotes y algunos guerreros de ciertos rangos, comían carne humana no como parte de su dieta sino en rituales religiosos. Para los aztecas, las víctimas humanas eran la encarnación de los dioses a los que representaban y, al comer su carne, practicaban una especie de comunión con la divinidad.

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